domingo, 2 de diciembre de 2018

Un primero de diciembre.






UN PRIMERO DE DICIEMBRE.




Por: S.A. Domínguez SC

sergiosdb.sdc@gmail.com

    Si te robo un poco de tiempo, intentaré hacerlo con propósito de opinión: Respecto a la toma de protesta del nuevo presidente de México.
Un primero de diciembre de los que ya no se esperaban con tanto estudio y análisis en el pueblo mexicano del nuevo y joven siglo. Pocos se imaginaron con exactitud sobre lo inédito que se presentarían en la jornada del día presente, es más, dos palabras sacudirían su esencia: mística y realidad. En cambio, la gran mayoría tenía una postura dedicada, opiniones y disensiones, y hasta certezas proféticas rumbo al previo. Al final, parece quedar una sensación unánime entre los mexicanos: algo fue diferente esta vez, no sabemos si las cosas cambiarán pero sabemos que algo se tambaleó un primero de diciembre.
El día, con un matiz de cielos claros y un sol irisdiscible en la capital mexicana, transcurrió con no pocos trabajos para cada uno; quienes descansando, quienes preparándose en la siguiente encomienda, algunos que salieron a las calles porque algo inusual pasó, pasaba, pensando pasaría; altivas las expectativas, oscilantes los minutos, tantos con enfoques claros y legítimos, pero con sentimientos encontrados, con esperanza en lo esperado, con una esperanza de esas que dan los cambios de la vida, con rostros y con fuerza -y locura- en las palabras: tantos quisieron pasar a la historia en este primero de diciembre, no siempre, algunos se ocuparon en el cotidiano deber, o en el silencio del que se hace indiferente.
Los gigantes del cosmos -materiales e inmateriales- tampoco quisieron perderse de esta reconciliante fiesta entre hombres distintos y la vez tan iguales. No hubo lugar para el olvido, pero sí, para los discursos del perdón. En los primeros lugares, estaban los que fueron condenados por convicciones voraces y visionarias. El eco sonoro de la justicia de vez en cuando esparcía sus vibraciones en las almas de los que oían, disentían y atentos espectaban el peculiar acontecimiento. Pero las mentes no estaban tranquilas, era insaciable el hambre de realidad y el tiempo se consumía, tantas deudas con la historia y con los mexicanos para tan poco tiempo. Pero había que agotar los recursos disponibles para develar el sigilo y la premura del impacto en un primero de diciembre.

El México que yo conozco es de dos tipos de personas: las que hacen el bien y las que piensan el mal; éstas posturas, sin más, conviven desde tiempos inmemoriales trascendiendo los avatares de la misma historia. Por cultura, alabamos a quien nos abre sus puertas pero nos volvemos jueces férreos y volátiles de quienes nos hayan mirado con desprecio e ignominia. La jornada, tuvo un momento clímax: Un presidente arrodillado ante la dialéctica histórica. ¿Estuvimos frente a un hito de la historia nacional? o ¿Un simple zarpazo de paradigma?, ¿Acaso representaría este momento la expiación de las voluntades del México antiguo y el inicio de las voluntades del México futuro, o la conciliación de ambas para definir su presente? Como sea, fue un primero de diciembre cuando aconteció.


En el mar de las posturas y doxologías de la racionalidad, me parece que el día trascendió en miles de almas consagradas a la expectación del mismo. La historia nos enseñará la verdad sobre este momento, y dejará entrever lo oportuno de su acontecer o su obsoleta adecuación de los tiempos.


Un primero de diciembre fue, cuando se volvió a escuchar de nuevo como un temblor en la tierra las voces al grito de un país harto de sanguinarias y apabullantes guerras sociales, y de una justicia que roza apenas con el anhelo de sus sentimientos más arraigados, los de mayor bagaje cultural, aquellos que le nacen por ser un mexicano producto de su propia división histórica...su saqueo y violación, su orfandad y resiliencia.

Un primero de diciembre, de los que ya no robaban lágrimas y alegrías fortuitas entre disentidos y disentores.

Un primero de diciembre que movió en un solo movimiento a toda una nación, un día de plataforma verso del provenir, acucia de lo contrastante de su mística y realidad.




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