martes, 3 de julio de 2018

SOBRE EDUCACIÓN EN MÉXICO.


Ensayo crítico sobre historia de la educación en México:“Cómo piensa el mexicano la historia de y su educación en la realidad”

Por: Sergio Domínguez C.


Actualmente, cada una de las personas inicia el día construyendo desde sus posibilidades el propio presente, con miras hacia el futuro, albergando un pasado y obteniendo como resultado la aceptación de su ser-ahí dentro de un contexto y espacio determinados. Las situaciones son variadas y los paradigmas en que se desarrolla la propia historia y la de los demás cada vez son más exigentes. A través de la cotidianeidad de los días surgen las preocupaciones, naturales al ser humano en su estructura arquetípica de ser humano. Pensar es la actividad inmanente a sí mismo, y es el pensamiento lo que le distingue -por su capacidad de intelegir y poner finalidades a las cosas- de entre los animales del mundo en el que vive. La realidad que puede vivir cada ser humano conlleva directamente pues, el acto supremo del pensamiento. Pero no es un pensamiento cualquiera, sino un pensamiento ordenado y determinado a hacer de sí, un ser de relaciones.

A través de su historia, México se caracteriza por ser un país de ubicación geográfica excepcional lleno de ecosistemas y ambientes propicios para la vida en general, en el cual han pasado millones y millones de seres humanos, que han experimentado la vida en sí misma, convirtiéndose en entes-agentes de dinamismo y actividad, de una existencia de constantes operaciones que “algo” legaron para las generaciones futuras. Hablando de historia necesariamente nos remitimos a entrar en contacto con nosotros  seres humanos.

Antropológicamente, el hombre ha sido constituido como un ser ligado al orden en su estructura biológica-corporal y también este orden dentro de su capacidad racional de la realidad que le afecta mediante el proceso del entendimiento y apropiación de conocimientos operables en dicha afectación –decía en el párrafo anterior- , es en la historia donde encontramos que el ser humano se caracteriza por un ente que ordena sus pensamientos para encaminarlos hacia la relación con sus semejantes. Es aquí de donde surgen diversas manifestaciones de relaciones con fines ordenados a dicho razonamiento, uno de ellos particularmente la educación de la persona humana.

Al hacer un recorrido por las distintas épocas de la educación en México (recurriendo objetivamente a las fechas datables de acontecimientos y características particulares) nos damos cuenta de que el proceso de la educación en México tiene en su raíz la finalidad de una formación integral que prepare al individuo a insertarse de manera activa y sólida en el mundo de las relaciones humanas propias del tiempo, desde su autenticidad y capacidades personales, para ser portador, generador de la educación para sí y para otros. Con franqueza, también hay que mencionar que los fines, los métodos y los intereses en este basto campo no siempre han sido leales en cuanto a su operatividad práctica en la realidad por diversos factores, como pueden ser, intereses que no involucran a la persona como tal, sino como un medio de producción o de recepción, fines puramente materialistas, fines mezquinos de ideologías fatalistas o totalitaristas, etc. Ante dicho escenario, el mexicano se pregunta cómo hay que pensar la realidad de la educación que vive personal y comunitariamente, pues es inexorable su condición de ser que busca su realización, supervivencia y trascendencia.

Mirando el pasado encontramos una clave para leer y actuar en el presente. Y es que el pasado, nos aporta lecciones de hombres que han actuado en el campo de la educación   y por ende han tenido repercusiones –algunas buenas, otras deplorables- de las cuales, vale la pena recuperar para aplicar o no en la realidad presente. 

Los retos que presenta el acto educativo en nuestro país son variados, tales como “la liberación de la enseñanza pública de fanatismos privatizadores de los gobernantes que actúan en función de coyunturas políticas y maniobras de control electoral”[1], la destinación completa de los fondos económicos destinados a diversos proyectos educativos (zonas rurales, urbanas), el mejoramiento dentro de la capacitación de sus maestros, en cuanto a preparación intelectual como también en la parte axiológica constitutiva de la ética profesional requerida por aquel docente que asume dicha labor con responsabilidad y entrega; la creciente necesidad de espacios dignos y adecuados en comunidades indígenas (que además utilizan una lengua distinta a la española, ello implica enseñar la nueva e integrar a un contexto actual la utilidad en la cultura circundante). Por otro lado, el sistema educativo de nuestro país se encuentra ante el reto de cómo pensar combatir adecuada, realista e inteligentemente el creciente aumento de diversas problemáticas que presentan las familias, sea por la situación económica precaria que viven, ya por los espacios habitacionales amenazados o casi contaminados de vicios y peligros constantes contra la integridad de la moral de sus individuos. Es cuando principalmente  en colonias populares vemos con impotencia y asombro como el trabajo realizado por buenos maestros en una semana, queda literalmente “ofuscado” dada la amenazante realidad en que los alumnos se hallan inmersos en la cotidianeidad de sus días.

De cara a la realidad educativa actual, el pensamiento de quien se encuentra en la compleja tarea del educación consistirá nuevamente en el elemento de la síntesis y conciliación entre pasado y presente; entre la valoración y reactualización de sus dimensiones intelectuales, humanas, competitivas en pos de la respuesta personal, y contundetemente desde la “propia trinchera” que es donde verdaderamente surgirán las fuentes de los grandes cambios. Tarea personal y principal, será pensar qué tanto estoy preparándome para una vocación como la docencia o cualquier intervención que tenga que ver con los procesos educativos. 

¿Cuál será mi aporte a este país?



[1] Cfr. Ernesto Ortíz Cruz, “La educación pública en México y el abandono del estado a la misma”, ponencia del XXXI congreso general ordinario STUNAM, México, 2012.

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